miércoles, 9 de abril de 2008

La Virtud

Obrar con recto proceder, bajo la ley moral y de buenas costumbres, aderezado con la fé y caridad, son condiciones personales que hacen del ser humano una identidad virtuosa, sin embargo, reconocer el yo verdadero implica tener una conducta inspiradora que contribuirá a la comprensión y el desarrollo del carácter evolutivo hacia la felicidad. Los siguientes capítulos tratan sobre historias, relatos, fabulas y otros escritos que ayudan a crecer en diversos aspectos como son la Autodisciplina, Compasión, Responsabilidad, Amistad, Trabajo, Coraje, Perseverancia, Honestidad, Lealtad y Fé. Si la Virtud depende de un acto voluntario, entonces la prudencia se convierte en un vehículo. Alguien es inmoderado por ignorancia o por falta de dominio de sí mismo, sobre todo frente al placer que todos buscamos, al tiempo que huimos del sufrimiento. El Gran Reto es conciliar en la acción las virtudes y el placer. Aristóteles escribió que la educación debe afirmar la importancia central del ejemplo moral. Para alcanzar al menos un nivel mínimo necesitamos un alfabeto Ético y moral que nos permita comprender el Alma una y otra vez para colocarla en equilibrio y en orden. No podemos dejar afuera la convivencia con el prójimo donde la Amistad es la llave de unión entre el ser y el universo que lo rodea. Debemos ser valientes, honrados y responsables con todos los actos y hábitos aprendidos durante la infancia, tomando lo mejor que sabemos hacer y experimentar errores que nos enseñan a reflexionar sobre todas las vivencias gratas o tristes, donde la fé y la libertad son símbolos de honor celestial.

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